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assamas, 18 Maghres n' 2975|| Ж || Domingo, 30 Marzo 2025

¿Nuestra Villa Nador?

Publicado por rifito On 15.8.16 1 comentarios


No importa que fuese un pueblo, de aquella costa africana;
Que hubiera poco dinero, en sus casas de una planta;
Sus calles rectas de tierra, cuadriculando el espacio;
Cine colegio e iglesia, la estación y los estancos;
Unos miles de vecinos, mil familias más o menos;
Más otro millar, muertos en el cementerio;
Un pueblo de pescadores, no quedan lejos las minas;
Cerca también los cuarteles, y el poblado de Tawima;

¿Has visto hoy salir el sol, sobre el agua de Mar Chica?
Aroma a yodo y salitre y calles llenas de vida;
El paseo de las palmeras, se entera de cuándo es fiesta;
Al ver la gente pasar, hacia el baile en Caza y Pesca;

El pasado mes de abril, la exposición 'Igudman. Renacimiento de un mito compartido' reivindicó en la sede de la Biblioteca de Andalucía de Granada la artesanía bereber con una treintena de obras realizadas según las tradiciones de esta zona del norte africano y que sumaró talleres para enseñar sus técnicas ancestrales.

La investigación de la tradición amazigh, que hace referencia a los bereberes, y la reivindicación del arte de esta región del norte africano se han traducido en una exposición del artista marroquí Khalid Assallami, que recorre con una treintena de piezas realizadas en madera, hierro y tierra la artesanía de su país.

El naturalista, historiador y etnólogo francés Sabino Berthelot consideraba que las inscripciones alfabéticas pueden ser del tipo de escritura libio-bereber. Renata Springer dice que son similares en todo el norte de África desde Libia, pasando por Marruecos, a Argelia y Túnez. s grabados de El Julan han sido clasificados en inscripciones alfabéticas líbicas y formas geométricas compuestas por "círculos aislados, partidos por uno o más diámetros o tangentes, trazos sinuosos, herraduras", motivos que, según Rubén Naranjo, forman, generalmente, paneles muy complejos, algunos de varios metros de largo. M. Hernández Pérez, para su estudio y mejor localización, denomina a cada uno de los conjuntos de grabados con el nombre de Los Letreros, los más cercanos al Tagoror, y Los Números al otro grupo, situado a unos 500 metros al Norte del conjunto anterior.

Sobre el significado de estos grabados muchos han sido los que han opinado, como, por ejemplo, Sabino Berthelot, quien considera la posible pertenencia al tipo de escritura libio-bereber de las inscripciones alfabéticas.

En ella se han mezclado las esencias del Mediterráneo y el Atlántico. En ella se han encontrado, de manera armónica y sin esfuerzo, las semejanzas que unen y las diferencias que no separan de dos o quién sabe cuántas culturas. Y todas esas vivencias, las que da la vida, Nuria Guardiola las ha plasmado, a través de distintas técnicas y diferentes colores, en sus obras, las que desde ayer y hasta finales de septiembre se podrán ver en el Museo Municipal.

"Antes pintaba luchando y ahora ya no lo hago, no lo necesito", afirmaba esta artista, que eligió como modo de vida la docencia, sin abandonar la pintura, profesión que la ha llevado a vivir ahora en Marruecos.

Un hombre que eligió ser libre, que molestaba y molesta (ya que sus escritos siguen muy vivos) por su extrema franqueza, que redujo en pedazos los tabus de una sociedad fosilizada por el Islam y el arabismo. Mohamed Chacha, escritor y poeta rifeño, murió el miércoles 29 de junio en Amsterdam, en los Países Bajos tras una larga enfermedad. Forma parte de los amazighs que se negaron a someterse a la monarquía marroquí, tuvo el valor de decir no, gritar en voz alta, escribir e incluso cantar.
Chacha nació el 15 de agosto de 1955, en Ikebdanen (Kebdana) cerca de Nador. De niño, quedo marcado por la represión de la rebelión del Rif en 1959 por parte del régimen de Hassan II. Esta represión salvaje supuso un balance de miles de muertos en las filas de los imazighen del Rif, y dicho sufrimiento que vivió quedó grabado en su mente y cambió para siempre su percepción de las cosas lo que provocó su temprana implicación en política. Continuó sus estudios en Nador, en la escuela secundaria Mhend Amezian, comenzó a cantar y hacer teatro. Se unió a la organización de extrema izquierda "Adelante" y entró en rebelión contra la tiranía. Fué expulsado de su escuela después de negarse a cantar en una fiesta oficial de Marruecos. Comprometido en varios frentes, va a terminar provocando la ira de las fuerzas de represión de la monarquía y, siempre, rechazó todas las ideologías dominantes y soñaba con la revolución y la liberación de los imazighen.


"Ya no seremos más de siete", dice Juan Román de los españoles naturales de Alhucemas (antigua Villa Sanjurjo) que siguen viviendo en esa ciudad marroquí a orillas del Mediterráneo. "Están también los profesores del instituto, que ojalá no lo cierren, y muchos antiguos residentes que celebran dos encuentros al año".Román, de 60 años, acaba de publicar, editado por el Ayuntamiento de Melilla, Fragmentos de una conversación continua sobre Alhucemas, que pasa revista a los hechos históricos a partir de la fundación de la ciudad tras el desembarco de Primo de Rivera en 1925, e incluye una amplia gama de fotografías. El meollo del libro lo forman ingentes charlas entre paisanos del autor, un alarde de datos llenos de vida y de memoria. "Es como una jaculatoria que no se acaba", dice Román.

Amazigh --que en lengua bereber significa 'hombre libre-- es el relato "intenso y emocionante de un gran viaje en moto hasta el Sáhara", según ha informado Motoviajeros en nota de prensa.


"El libro contiene humor, sensibilidad, espiritualidad, nostalgia, amistad, honestidad... Todos los ingredientes necesarios para revivir una aventura que se inició en Toledo y terminó 4.176 kilómetros después, «o que quizá no haya terminado aún», apunta Quique Arenas.

Danza, alegría.
Té, cus-cus.
Melancolía
raíces y cábila.
Hospitalaria halamadanía.
Idiosincrasia amazigh.
Cultura milenaria.
Tribus varias,
especias y barro.
Adobe y aroma.
El cordero que siempre
acompaña
Ouhajje, El Founti,
Yqraien, Ibujien…
y el rifeño de mi alma.
Olor de anafre, pan de trigo.
Tallin.
Y tu abierta morada.
Das de beber al sediento,
zalea al que descansa.
Y aunque sea, un trozo.
de pan con aceite,
y un vaso de té.
al que pone el pie.
En tu cábila.
El Don del que presume.
tu semblanza.
Bereberes, ¡ qué hermosa palabra!

Horía Abselam

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