La cadena pública de televisión marroquí "2M" ha emitido un extenso reportaje sobre la utilización de armas químicas por el Ejército español en la Guerra del Rif en los años 20 del siglo pasado. El reportaje denominado Tahquiq, bien documentado y ampliado con opiniones de expertos, va dirigido tanto al Gobierno español como a la opinión pública marroquí.
Los primeros estudios serios sobre este asunto se deben a historiadores, entre ellos la española María Rosa de Madariaga, el británico Sebastián Balfour, y anteriormente a los investigadores alemanes Rudibert Kunz y Rolf Dieter Müller, quienes en su obra Gas venenoso contra Abdelkrim. Alemania, España y la guerra del gas en el Marruecos español, 1922-1927, denunciaron las ventas de Berlín al Gobierno español de armas químicas, además de la ayuda germana para la construcción de la fábrica de La Marañosa (Toledo).
Desde hace unos años, el régimen marroquí ha tratado de que el Gobierno español se haga eco de lo que considera “una reivindicación histórica” y abra negociaciones sobre el contencioso. En julio de 1999, pocos días después de que Mohamed VI sucediera a su padre en el trono alauita, se constituyó la Asociación de Defensa de las Víctimas del Gas Tóxico en el Rif. Hassan II se había opuesto a que este asunto fuese utilizado como moneda de presión para las relaciones entre los dos países. Sin embargo, nada más morir el monarca, desde el entorno de su sucesor, se estimuló la reivindicación. La inexperiencia de Mohamed VI en los asuntos de Estado permitió que se utilizase “el problema de las armas químicas” para frenar la presión popular que pedía una transición democrática “a la española”.
El vicepresidente de la citada Asociación marroquí, Benazuz Hakim, reivindica ante el Ejecutivo español el reconocimiento de sus crímenes y reclama una petición oficial de perdón. “Si se confirma el uso de las armas químicas, se exigirá a España una indemnización colectiva”, sostiene Benazuz. En similares términos se expresa el hijo del líder rifeño Abdelkrim, Said Al Khattabi, que exige a España reparación moral y económica para la castigada región del Rif.
El Centro para la Memoria Común y el Porvenir marroquí (CMCA), una organización de la sociedad civil que busca un acercamiento hispano-marroquí en todos los ámbitos, se diferencia de las reivindicaciones radicales de algunos medios oficiales y oficiosos alauitas, para encontrar una vía intermedia. El CMCA acaba de hacer un llamamiento “a los Estados marroquí y español” para constituir “una comisión independiente” cuya finalidad es estudiar el pasado común, determinar las responsabilidades si las hay, y explorar las posibles vías de reparación. Para el CMCA, lo más importante en este caso es preservar “la cooperación recíproca y los intereses comunes”.
El llamamiento marroquí hecho desde la sociedad civil puede contribuir a despolitizar el contencioso bilateral y deshacer las maniobras de quienes, amparándose en hechos históricos, tratan de bloquear el proceso democrático en Marruecos.
Pedro Canales. Rabat06-11-2009
epaña tiene mucho que callarse, y marruecos apoyo esos ataques, no hizo nada
España fue una de las primeras potencias en utilizar armas químicas contra la población civil, [10] en el marco de la rebelión del Rif. Entre 1921 y 1927, el ejército español utilizó fosgeno, difosgeno, cloropicrina y gas mostaza (conocido también como iperita[11] ) de forma indiscriminada.[12] [13] Los objetivos más comunes eran la población civil, los zocos y los ríos. En un telegrama enviado por el entonces Alto Comisario del Marruecos español, Dámaso Berenguer, el 12 de agosto de 1921 al entonces ministro de la Guerra español, Luis Marichalar y Monreal, Berenguer declaraba:
Siempre fui refractario al empleo de gases asfixiantes contra estos indígenas, pero después de lo que han hecho, y de su traidora y falaz conducta, he de emplearlos con verdadera fruición.[14]
El 20 de agosto de 1921, España solicitó a Alemania suministros del gas mostaza por Hugo Stoltzenberg, aunque en el país germano estaba prohibida la fabricación de dichas armas por el Tratado de Versalles de 1919. La primera entrega se produjo en 1923.[14] El uso de armas químicas en el Rif fue descrita por primera vez en un artículo de un diario (hoy extinto) de habla francesa publicado en Tánger, de nombre La Dépêche marocaine, y de fecha el 27 de noviembre de aquel mismo año.[15] [16] Juan Pando ha sido el único historiador español que ha reconocido el uso de gas mostaza a partir de 1923.[14] Un periódico español, La Correspondencia de España, publicó un artículo titulado Cartas de un soldado el 16 de agosto de 1923 respaldando el uso de agentes químicos.[15]
Según el general de la aviación militar Hidalgo de Cisneros en su libro autobiográfico "Cambio de rumbo",[17] él fue el primer piloto que arrojó 100 kilogramos de bombas de gas mostaza desde su avión Farman F.60 Goliath, en el verano de 1924.[18] [19] Cerca de 127 bombarderos se utilizaron en la campaña, lanzando alrededor de 1.680 bombas al día. De aquellos aviones, trece fueron estacionados en la base aérea militar de Sevilla.[20] Antes de ser transportadas por los Farman F.60 Goliath, las bombas de gas mostaza habían sido traídas de los arsenales alemanes y entregados en Melilla.